jueves, 7 de junio de 2007

CATACLISMO EN LA CIUDAD DE LAS ABEJAS


Vamos llegando al apiario “del Rincón” , cerramos el último coliguacho y esquivando unas bostas nos subimos nuevamente a la camioneta.. El sol ya calienta sobre los 12ºC y al final de un rastrojo se ven unas manchitas de colores, son nuestras colmenas, el motivo de este viaje.

Estamos en mayo y debemos echar una mirada a algunas familias que están débiles, seguro son hijas de las reinas que por sentimentalismo no eliminamos en otoño y pensamos había que darles otra oportunidad. Todos sabemos que en otoño conviene fundir las colmenas débiles con colmenas fuertes (nunca dos débiles), pero no todos estamos dispuestos a sacrificar una reina nueva y marcada......son tan bonitas, el asunto es que las colmenas débiles dan más trabajo y rinden menos

Las manchas de color al final del rastrojo van tomando forma de colmenas, incluso en las primeras se ve el cajón viejo que dejamos al lado del caballete. Lentamente avanzamos sorteando antiguas regueras pero seguimos percibiendo que algo no calza, algo anda raro, las colmenas estaban todas con su correspondiente media alza, y debían verse del mismo alto -parejas- sin embargo hay algunas menos altas, como más bajas y torcidas.

Simplemente apresuramos la marcha, hay que salir de la copucha, nos importan poco las regueras y los terrones, hay que llegar luego.

Vamos descubriendo el drama, unas colmenas están volcadas, son solo dos, pero esta semana el frío ha sido intenso, incluso algo de lluvia. Temiendo lo peor nos acercamos al desastre. En las colmenas volcadas se ven algunas abejas, claro -deben ser pilladoras- pensamos, y seguimos acercándonos. Con cuidado, como recogiendo a un herido subimos al caballete la cámara de cría; sorpresa, entre los marcos, aún pegados por el propóleo, vemos muchas abejas cubriendo una mancha de celdas con cría, es solo una mancha, pero crías al fin.

En alguna parte leí que las abejas raramente abandonan sus crías, este parece ser el caso, un agudo picazo en el cuello y varios “topones” en el pelo nos recuerdan que no tenemos puestos nuestros velos y que a las abejas poco les importa que seamos su “brigada de auxilio”. Las dos colmenas están con mucha población y cría tapada y abierta, poca pero muy cubierta por nodrizas, casi como un pequeño enjambre.

Sentados en el viejo cajón, ya calmados recreamos la situación: Abundantes huellas de caballos entre las colmenas y algunos crines en las volcadas, delatan sin lugar a dudas a los culpables, ...... y tanto que nos gustan estos equinos. Si la reina no a muerto en el cataclismo estamos seguros que nuestras dos colmenas damnificadas volverán a la normalidad, con algo de retraso pero al menos no se perdieron. Fue un gran susto.



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